Buena leche

Ciertamente, las incumbencias muy cortas en los cargos públicos son indeseables en cualquier momento; en circunstancias como las actuales, lo son aun más. Que en menos de dos años haya habido dos jefes en la Oficina de Reglamentación de la Industria Lechera es muy desafortunado para ese sector agrícola, tan vapuleado por las condiciones económicas adversas y la casi sindicatura en la que lo mantiene el Tribunal de Estados Unidos en Puerto Rico como parte de su creciente intromisión en toda nuestra vida de pueblo.

Por eso, no parece irrazonable la solicitud de los ganaderos organizados de que el nombramiento del próximo incumbente se haga en consulta con ellos, para ver si se consigue a alguien que conozca bien el sector lechero y pueda, dentro de las limitaciones actuales, ayudar a sacarlo adelante. Sobre todo, se necesita alguien que permanezca en el cargo un tiempo razonable, a fin de brindarle continuidad y estabilidad a las políticas administrativas relacionadas con la industria lechera.

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