Poner freno

El reciente incidente de las carreras clandestinas de aceleración es una muestra más del grado de descomposición social en la que vivimos. No solamente se trata de una actividad inherentemente peligrosa e ilegal en las vías públicas, sino que la reacción violenta de los participantes y del público asistente, ante la legítima intervención policiaca, resalta una actitud de desafío a los agentes del orden público rayana en un amotinamiento que pone en jaque la gobernabilidad en el país.

La respuesta tiene que ser contundente, definitiva y rápida.

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