Malala, a la mala

Esperemos que Malala no sea otra Ingrid Betancourt, quien fue aclamada internacionalmente como heroína y casi santa, y terminó repudiando al marido, demandando al gobierno colombiano y olvidando sus vociferadas promesas de redención patriótica.

A veces se le hace daño a la gente con mérito y virtud, ensalzándola hasta la categoría de mito. Hay algo de afán de convertir en celebrity a personas buenas, caritativas, desprendidas, idealistas, luchadoras o valientes, para mercadearlas como mercancías o productos de consumo mediático.

Luego, cuando fallan o sencillamente se muestran como simples seres humanos, se produce el desencanto general, y el elogio se torna en vilipendio.

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