Tres tazas de caldo amargo

Salgo de Puerto Rico, y se alborota el gallinero más insólitamente que de costumbre. Yo que había celebrado desde París la salida de «Chemo» Soto de la alcaldía de Canóvanas, y ahora me entero de que aspira al Senado, junto a su hijo, mientras su hija lo hace a la alcaldía dejada vacante por él. ¡Hombre, no debería haber derecho a tanta desgracia junta! Ni Canóvanas ni el resto del país merecen una cuota de infortunio tan grande. Y de una sola familia, cuyo ADN es digno de estudio forense para determinar cómo cabe tanta estupidez en 46 cromosomas...

¡Señor, apiádate de tu pueblo!

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