Por las ramas

Sin el beneficio de leer el estudio, y sobre la base de lo publicado en la prensa, me lucen un tanto desenfocadas las recomendaciones del Colegio de Trabajadores Sociales para atajar el problema de la violencia en nuestro país. Esto de «crear alianzas» entre sectores de la sociedad y el gobierno se ha convertido en un comodín al cual se recurre, pues suena bien, aunque no quede claro cómo funciona. (Sospecho que con el triunfo de la nueva alcaldesa de San Juan crecerá la popularidad del concepto.) Igual pasa con la política educativa de «equidad por género e identidad sexual». Claro que hay que enseñar respeto por la mujer y por los homosexuales, por ejemplo, pero eso no va a resolver el problema de la violencia contra ellas y ellos.

La violencia responde a dos razones grandes y graves: el bandolerismo que genera el narcotráfico y una salud mental muy deteriorada. Lo educativo tiene importancia pero no es crucial para atender estas dos realidades a corto y a mediano plazos. Las dichosas «alianzas» tampoco. Hay que tumbar el negocio de la droga y dar prioridad urgente a la salud mental de la sociedad. Las otras medidas contra el discrimen, aunque no se deben descartar, solo tendrán un efecto marginal en la lucha contra la violencia.

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