Otra vuelta a la noria

Mucho me temo que mañana se repetirá la tragedia de cada cuatro años. Un país que se niega a sí mismo su libertad y no reconoce otra posibilidad de gobierno que no sea la colonia votará por mantener el gobierno actual o lo cambiará por los más acendrados colonialistas. Cada cuatro años, al país se le hace insoportable el gobierno de turno, y lo cambia por uno que, poco tiempo después, lo defrauda. La única razón por la que ello ocurre es porque la gente se niega a darle una oportunidad a otra tercera colectividad política para que gobierne. La diferencia entre un mal gobierno y el otro es solo de énfasis, grados y de quiénes son los favorecidos indebidamente por el nuevo régimen.

Hay en todo esto otro factor preponderante. Lo que alguna vez se llamaron las «fuerzas vivas» del país -- gente con conciencia, preparación y principios -- se alían consecuentemente con el partido colonialista, con la vana ilusión de que su gobierno sea menos malo y, por qué no decirlo, puedan beneficiarse personalmente de contactos, relaciones y simpatías en ese bando. Esas personas que proclaman su adhesión a la independencia, en efecto, colaboran con quienes siempre la han negado.

Así de enrevesado se ha de manifestar mañana el espíritu del puertorriqueño.

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