¡Está bueno ya!

Aunque se entiende el júbilo de la nueva alcaldesa de San Juan por su improbable triunfo, su continuada celebración ya resulta de mal gusto e inoportuna. En apenas una semana, y luego de la celebración de la noche de las elecciones, ha recorrido el casco de Río Piedras, llevó a cabo una «Caravana de Agradecimiento» y una «Caminata de Agradecimiento». No importa el nombre que le ponga, ese despliegue luce como una forma de restregarle en la cara de sus adversarios la derrota. Ya todos sabemos que ella ganó y que está muy agradecida de quienes votaron por ella. Continuar con este tipo de actividad pública le va a granjear antipatía, pues el que pierde no quiere que se lo recuerden constantemente. Ella debe tener en cuenta que el partido que perdió tiene un gran número de seguidores, y que su triunfo se debió a gente que votó por ella no necesariamente porque le viera grandes méritos, sino por sacar al incumbente anterior. Esa gente se le puede ir en contra rápidamente, si ella genera mala voluntad con actos de cierto egocentrismo y poca sensibilidad.

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