Las tonterías de la colonia

El país lleva casi dos semanas entretenido con el resultado de las elecciones; en los últimos días, con la selección de los presidentes de las cámaras legislativas. Como si importara. Tanto tirijala para algo que, en gran medida, es inconsecuente porque el verdadero poder no reside ni en La Fortaleza ni en el Capitolio, sino en Washington, D.C. y otras metrópolis de la metrópoli.

Significativamente, en la misma edición dominical que destaca al nuevo Presidente del Senado se publica la noticia de que, luego de ocho años de la retirada de la Marina de la Base Naval  Roosevelt Roads, todavía no se completa el traspaso de esos valiosos terrenos al Pueblo de Puerto Rico. Por lo tanto, el muy cacareado redesarrollo ni siquiera ha podido comenzar porque los americanos se han negado a finiquitar la transacción hasta que el Gobierno de Puerto Rico le dé ciertas seguridades sobre lo que se va a hacer allí.

La triste realidad colonial es que ni el Gobernador, ni el Presidente del Senado ni el Presidente de la Cámara de Representantes tienen poder alguno para intervenir eficazmente en este asunto. Lo único que pueden hacer es suplicarle a sus amos que sean benévolos, y nos hagan el favor de terminar el traspaso. Pero, de esto no se habla porque es admitir la falta de poderes de Puerto Rico y la humillación a la que nos vemos sometidos todos los días.

Es preferible hablar de imbecilidades y tonterías como la composición de la Asamblea Legislativa y quién es el Secretario de Estado de un país que no tiene relaciones internacionales propias porque no es un estado en el derecho internacional.

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