Cuesta arriba, cuesta abajo

Puede parecer una frivolidad, pero, de verles las caras a los legisladores recién electos -- algunos reelectos y otros nuevos -- uno no puede sentirse muy entusiasmado con la idea de que el nuevo gobierno vaya a ser gran cosa.  Se han quedado muchos que nunca debieron llegar ahí, y de los que llegan ahora, la pinta no es muy prometedora. Son rostros que no reflejan mucha materia gris; de gente anodina y simplona, que estará allí «de cuerpo presente», para votar en bloque por lo que los pocos que piensan le digan. Serán los autores de resoluciones para felicitar a Juan del Pueblo por cualquier cosa, de leyes para ponerle el nombre de Fulano o Mengano a una escuela o a un tramo de carretera, o para declarar el «Día de la Caspa» o alguna otra condición o enfermedad.

Veo difícil la anunciada «reconstrucción» del país, con «obreros» así...

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