El repago criminal

En todo este tejemaneje de la transición gubernamental, sobre todo en el aspecto económico, no debemos perder de vista la subordinación que se revela a los dictámenes de las casas acreditadoras y los intereses de los bonistas. La gente del sector financiero, cuya presencia e influencia es preponderante en este proceso de transición, no tiene otro norte que no sea el cumplir con esas entidades y sus requerimientos, por injustos u onerosos que resulten para el país.

Un país no puede ni debe subordinarse a semejantes criterios. La política pública debe responder a las necesidades de la gente, no a unos acreedores que estén preocupados por si se les va a pagar. El endeudamiento constante con acreedores foráneos ha sido la perdición de muchos gobiernos en todo el mundo, que luego se ven a merced de una gente que no tiene otro interés que el lucro que obtienen del repago de su financiamiento.

Es hora de financiar la obra pública con los recursos internos, y ajustarnos a nuestras posibilidades económicas para realizarla.

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