Madrugón

Desde que en Puerto Rico se impuso la práctica de que los negocios abrieran 24 horas al día, me pareció una mala idea, por varias razones. Primero, por el mensaje que ello envía sobre nuestra sociedad, una de consumo desenfrenado y de preeminencia del voraz sector comercial, por encima de cualquier otra consideración. Segundo, porque constituye una explotación de empleados que, por la estrechez económica, se ven obligados a aceptar condiciones de trabajo opresivas. Y tercero, porque ello propiciaría una mayor delincuencia, pues los ladrones tendrían más oportunidades para sus fechorías.

Prueba al canto. Nos dice el periódico: «Siete enmascarados armados robaron en la madrugada de ayer el supermercado Amigo del centro comercial La Fuente Town Center de Guayama, informó la Policía». Se informa que los pillos sorprendieron al guardia de seguridad -- quien seguramente estaba dormido a esa hora -- y le quitaron el arma.

Nada de eso hubiera pasado, si clientes, empleados y el guardia hubieran estado durmiendo en sus casas a esa hora, como Dios manda.

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