Sexo ATH (a todas horas)

Se trae a la atención pública el problema de la prostitución juvenil e infantil, algo que, sin duda, debe combatirse con denuedo. Pero, ello obliga a una reflexión sobre otras formas de «prostituir» a las jovencitas, incluso a las de «buena familia». Me refiero a ese exhibicionismo apoyado, fomentado e inducido por madres que están orgullosas de los encantos de sus hijas, y que, con la moda, buscan provocar el libido masculino. No se trata de mojigatería de otros tiempos, sino de un recato en el vestir y el proceder, que no dé pie a
situaciones, cuando menos, sugestivas.

Desde hace varias décadas hay una mal entendida modernidad, que ha llevado a la propia familia a casi, casi «ofrecer» sexualmente a sus hijas, vestidas con escotes profundísimos, faldas cortísimas y ropa ceñidísima, todo con el fin de destacar las atributos físicos de las jovencitas, en el contexto de un mundillo de concursos de belleza y modelaje. Así, se ha ido imponiendo un ambiente cargado de precocidad sexual, más o menos solapada, con una publicidad incesante que usa el cuerpo femenino como «gancho» omnipresente.

La ubicuidad de lo sexual, con el beneplácito de individuos e instituciones,  es caldo de cultivo para varias manifestaciones de conducta antisocial o indeseable. No nos quejemos de algo que hemos propiciado.

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