No les extrañe

Si no ha ocurrido ya, de seguro, ocurrirá. Alguien--probablemente, de apellido Sánchez-- va a decir que la muerte de la fundadora de las «Damas de Blanco» es obra del régimen cubano, bien sea porque la infectaron de alguna manera para que ello la llevara al hospital, o que, una vez allí, aprovecharon para matarla surrepticiamente. Después de todo, en los opositores al régimen, hay muchos que favorecen estos métodos tantas veces ensayados contra Fidel por la CIA, la Mafia y sus colaboradores dentro y fuera de Cuba. Así que, a esta señora que parece haber muerto de complicaciones de dengue, habrá que convertirla en mártir del anticastrismo, a despecho de lo que revele la autopsia, que supondrán amañada. Entonces reclamarán que la ONU --léase Estados Unidos-- realice una autopsia independiente, como las que le hicieron a Marilyn y a Kennedy, ¿verdad? Y, al final, le pedirán al Vaticano que la canonice en tiempo récord, como a Juan Pablo II, el santo patrón del anticomunismo.

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