«A Dios rogando...»

La senadora Kimmey Raschke tiene que ser bien floja, cuando ni los que una vez la apoyaron dentro de su partido la quieren ahora. Por lo que se dice, no ha presentado legislación alguna ni colabora con la de otros a favor de San Juan. A lo mejor es que ella, siguiendo a su padre, cree que con «clamar a Dios» es suficiente. Raschke es parte de esa hornada de políticos--obviamente, no muy bien «cocidos»--que se han apoderado de las cámaras legislativas y las alcaldías, sin mérito alguno.

Habrá que clamar a Dios para que se apiade de este pueblo y levante a hombres y mujeres capaces y decentes que se hagan cargo del gobierno.

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