«En la calle y sin llavín»

Aunque de manera mucho más tímida, el descontento callejero con la forma en que se atiende la crisis económica --cuando no su origen mismo-- se manifiesta en Estados Unidos. A partir de la calle emblemática del problema, Wall Street, esa inconformidad militante que tanto han aplaudido los americanos en otros países se ha instalado en sus espacios públicos, de forma más contenida pero con una persistencia que sorprende.

La protesta se ha extendido del centro del poder económico en Nueva York al centro del poder político en Washington. Hasta ahora, «la sangre no ha llegado al río», aunque se ha abollado una que otra cabeza y regado gas pimienta por parte de algunos de New York's finest. No hay ambiente para la revolución, quizá porque en noviembre de 2012 se espera disponer de un incumbente que no logra sacar al país del hoyo.

La mala noticia para los indignados de ese país es que, por lo que se ve, tendrán que seguir en la calle después de noviembre de 2012.

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