Una renuncia intempestiva

A la distancia, resulta muy difícil juzgar la renuncia de Edwin Rodríguez como dirigente del equipo Marlins de Florida. Para los boricuas, es una decepción muy grande que nuestro primer dirigente en las Grandes Ligas haya durado tan poco, luego de que esperáramos tanto tiempo para tener uno. Su decisión puede verse como un escape de una situación intolerable, un sacrifico personal por el bien del equipo, o la forma de evitar el despido.  Cierto es que el hombre pasaba por una frustrante racha de fracasos, pero el juego de pelota, al igual que la vida, está lleno de momentos muy difíciles, de los cuales no se debe huir. La perseverancia es una virtud. Creo que todo el mundo era consciente de que el fracaso del equipo no era suyo, sino el resultado de las lesiones de algunos de sus jugadores estelares y el pobre rendimiento de otros. Quizá el cambio en el desempeño del equipo estaba  a la vuelta de la esquina. Dejar su puesto da la impresión de que no pudo resistir la presión de la adversidad y se rindió.

Esperemos que esta «mancha» en su expediente no lo persiga...

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