Una permuta absurda

Tiene que ser un negocio verdaderamente malo el de la pretendida permuta de terrenos entre la Universidad de Puerto Rico y el Municipio de Gurabo, cuando hasta la saliente Presidenta de la Junta de Síndicos -- funcionaria muy complaciente con los designios de los poderes del partido de gobierno -- se opone. Y es que, si lo que se publica es cierto, el cambalache es un escándalo. Cambiar unos terrenos de gran valor agrícola -- recordemos que el esposo de la Presidenta fue Secretario de Agricultura hace muchos años -- por otros que no lo tienen y son hasta inundables es algo insostenible. Aunque en el ámbito estrictamente privado se admite que se pacten condiciones que sean desventajosas para una u otra parte, estando el interés público de por medio, ello no es posible. De manera que aquí hay algo muy sospechoso, cuando se quiere torcer brazos para que se acceda a un trueque que, claramente, resultará en un menoscabo de haberes públicos importantísimos, sobre todo ahora que la poca tierra cultivable que nos queda se vuelve más preciada, habida cuenta del déficit alimentario mundial que ya se otea en el horizonte.

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