¡Qué Familia!

Tiene mucha razón el colega Ruy Delgado, cuando señala que la tardanza en concluir la investigación del uso indebido de un vehículo oficial del Departamento de la Familia para transportar licor a una fiesta político partidista es irrazonable. Como bien ha dicho, no se trata de un caso criminal complicado, sino de una pesquisa sencilla, que, en ningún caso, debe tomar los seis meses que lleva pendiente. La Secretaria del DF, quien también es abogada, esgrime en su defensa el argumento de la escrupulosidad jurídica, el derecho a ser oído, el debido procedimiento de ley y toda esa parafernalia legal. Pero, aun honrando esos principios legítimamente, el tiempo resulta exageradamente largo, vista la naturaleza del asunto en cuestión.

Ese arrastre de pies tiene visos de componenda y ocultamiento. La renuencia a fijar responsabilidades puede deberse al temor de que los implicados denuncien otros manejos que pongan en mayores aprietos a la gerencia del DF. No es secreto que la Secretaria tiene ambiciones políticas y profesionales, que podrían verse afectadas por algún otro destape de impropiedad en esa agencia.

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