Un gran director

Desde que, siendo niño, vi 12 Angry Men, el nombre de Sidney Lumet fue para mí garantía de calidad cinematográfica. No importaba el tema o los actores, si Lumet era el director, yo quería ver la película. Casi nunca me decepcionó. Su cine presentaba asuntos de mucho interés, conflictos de un gran dramatismo, dilemas morales y la fragilidad del ser humano en todas sus vertientes.  La historia del cine no se puede contar sin incluir de forma destacada muchos de sus títulos. Estoy seguro de que la televisión programará algunos de ellos en estos días. Los invito a verlos, y a buscar cualquier otra película dirigida por él.


Me lo agradecerán. 

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