¡Hum!

¡Hombre, ahora entiendo la razón por la cual, por un lado, el Estado se ha tardado tanto en acusar a ciertos imputados de delito y, por otro, se producen absoluciones inexplicables! Es que son dos formas de eliminar el hacinamiento carcelario que aqueja a nuestro sistema penitenciario desde hace 30 años, por el cual el todopoderoso gobierno de Estados Unidos ha multado en $260 millones al de Puerto Rico. Como todavía se le deben $120 millones al «Tío Sam», hay que hacer algo drástico, como dejar a los delincuentes sueltos.

Porque, dada la situación de la delincuencia en nuestro país, «clientela» hay demás para los penales. Claro, si no los cogen, no los acusan, o los sueltan con fallos y veredictos absurdos, habrá espacio para que los reos se echen fresco y el gobierno, tan agobiado por la crisis económica, no tenga que seguir pagando la multa de los americanos.

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