Reaccionemos a los reactores nucleares.

Lo ocurrido en Japón con las plantas nucleares tiene que decidir a los gobiernos del mundo entero a desistir de seguir con el uso de esa fuente de energía. Resulta francamente demencial continuar por esa senda. Muchas de esas plantas son muy viejas, y presentan problemas estructurales que un fuerte remezón convertirá en una catástrofe. Lo sensato es aprovechar el agua, el sol y el viento a plena capacidad para generar energía que no contamine el ambiente ni amenace la seguridad, de producirse un sismo u otro fenómeno natural.

Ninguna ventaja económica o de otra naturaleza, que la energía nuclear pueda ofrecer, vale la pena de vivir en vilo ante la probabilidad de un desastre de la magnitud que estas plantas plantean. Todos podemos vivir más modestamente, consumiendo menos energía, para que no haga falta recurrir a fuentes tan peligrosas.

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