Me alegra equivocarme.

Mi hijo Alberto Carlos, joven cronista y comentarista deportivo en el diario El Nuevo Día, aprovecha su escrito publicado hoy para restregarme en la cara el resurgir de Carlos Beltrán con los Mets de Nueva York, a quien yo «daba por muerto». Esto abona a su tesis de que soy un viejo que no está al día en los deportes y sabe muy poco de lo ocurrido en los últimos 30 años, por decir poco.

Confieso que mi hijo sabe más que yo de los deportes; mi única ventaja es la perspectiva que me dan los años, aunque predomina en mí cierto pesimismo, como ocurrió en los casos de Juan «Igor» González y Carlos Delgado, quienes vieron tronchadas sus carreras. Mi hijo, ardiente fanático de los atletas puertorriqueños -- cosa que le aplaudo -- vio ambos casos con un optimismo que la vida no validó.

En el caso de Beltrán, me alegro por él...y por Alberto Carlos también.

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