A tiro «sucio»

La masacre en Arizona resulta significativa por varias razones.  Primero, porque ocurre en un estado en el cual se ha fomentado oficialmente la xenofobia, de palabra y obra.  El discrimen, el rechazo y el odio se han instalado allí, y ahora les han explotado en la cara.  Irónicamente, no ha sido uno de los indocumentados que ellos persiguen sin tregua, sino un americanito blanco y con nombre en inglés.

Segundo, porque, una vez más, son las armas de fuego - tan veneradas por esta gente del Old West - las que facilitan una matanza de estas proporciones.  Enamorados del mito construido por la cultura popular, pretenden continuar viviendo esa fantasía de pistoleros que defienden su preciada libertad a tiros.  De ahí que se compre un arma como se compra un taco.  La política demencial de defender la trasnochada Segunda Enmienda a la Constitución - el derecho a portar armas - propicia el comportamiento demencial de muchos de sus ciudadanos.

Tercero, porque ya se escucha la resistencia de quienes se niegan a admitir su cuota de responsabilidad por  crear este ambiente de intolerancia: los republicanos, los del Tea Party y otros extremistas, así como ciertos comentaristas en los medios de comunicación.  Algunos han tenido la desfachatez de decir que los anuncios de campaña de Sarah Palin, en los que gráficamente se ponía a la congresista herida como blanco de tiro, nada tienen que ver con lo sucedido.

Hay estupideces que no tienen límite.  Las masacres continuarán...

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