Con anhelo de bien

El 1 de enero de 2010 amanecí pesando 200 libras.  Hoy, 1 de enero de 2011, peso 168 libras.  Un susto de naturaleza cardiaca en mayo pasado en Granada, que reveló un nivel de azúcar en sangre algo elevado, me convenció de que debía modificar mis hábitos alimenticios.  Así, a fuerza de voluntad y sin medicamentos de clase alguna, me dispuse a adelgazar, con los resultados ya dichos.  Me siento y me veo - en lo posible a mis casi 61 años - mejor.  Es posible lograrlo, si se reducen las porciones de lo que se come y, en mi caso, se eliminan los postres o se consumen los hechos con endulzantes distintos del azúcar.

Espero que este modesto ejemplo de superación personal sirva de inspiración, este 1 de enero, a quienes estén en una situación parecida a la mía.

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