Hipotecas fatulas

Con un nuevo cierre de operaciones de una casa de financiamiento hipotecario continúa la debacle de ese sector, no por razones puramente económicas, sino a causa de la avaricia y la falta de honradez de un creciente número de sus ejecutivos.  El caso más reciente es el de un individuo que solía aparecer por televisión «orientando» a los consumidores sobre los negocios hipotecarios.  También se retrató una que otra vez en funciones benéficas.  Mientras tanto, no cancelaba las primeras hipotecas de sus clientes, no pagaba las primas de unos seguros gubernamentales y repartía cheques sin fondos con suma liberalidad.  En fin, que se quedó con más de $500,000 que no le pertenecían.

Este «respetable» miembro de la comunidad financiera es uno de unos cuantos que andan por ahí dándose golpes de pecho como parte de la clase empresarial que va salvar al país, mientras piden ayudas, beneficios y exenciones tributarias a granel, para luego, de un plumazo, esquilmar a sus clientes.

Por gente como ésta, no creo en privatizaciones ni en alianzas público privadas.

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