¡Que les saquen placas de la cabeza!

Estoy seguro de que, si se llevara a votación hoy el puesto de Presidente de la Cámara de Representantes, la incumbente no sacaba ni un voto de su propia delegación. Jenniffer González quiso «poner una pica en Flandes» con esto de las pruebas de uso de drogas a los representantes y los empleados de la Cámara y ha formado un reperpero. Queriendo ser «más papista que el Papa» - otro que no sea Benedicto XVI, por lo desacreditado que está - ha abierto una «caja de Pandora». Luego de los casos de Rodríguez Traverzo y de Farinacci, ella quiere demostrar que en la Cámara no sólo no hay lugar para la corrupción y la violencia doméstica, sino para el uso de drogas.

Veremos qué ocurre, si algún representante da positivo a una sustancia controlada. Obviamente, si fuera cocaína, heroína o marihuana, habría que expulsarlo. Pero, ¿qué ocurre, si se trata de un medicamento del cual la persona pudiera estar abusando? Se ha hablado de que se referirían los casos positivos a la Comisión de Ética, pero eso no sería suficiente, pues se trataría de una violación de ley que debe atender el sistema de justicia. Estas personas también tendrían que ser referidas a tratamiento para su adicción. En fin, González ha puesto en marcha un proceso cuyas consecuencias están por verse, pero se perfilan como un serio problema político.

A mí lo del uso de drogas en el Capitolio no me preocupa mucho. Pero, si con esto salimos de dos o tres legisladores incompetentes, que los revisen hasta debajo de las uñas...

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