A la memoria de Eulalio Torres
Conocí a Eulalio Torres en 1978, cuando llegué a la Oficina de Administración de los Tribunales y a él recién lo nombraban Director Administrativo. Habiendo estudiado formalmente administración de tribunales, el juez presidente Trías Monge lo nombró como su mano derecha en lo administrativo. Traía al puesto una vocación intelectual, una trayectoria universitaria, inteligencia y cultura. Lo distinguían también su buen trato, maneras suaves y buenas intenciones. Tenía el idealismo y la ingenuidad de algunos espíritus buenos que presumen la buena fe ajena. Era profundamente puertorriqueño.
La judicatura de entonces, acostumbrada a «reinar» irrestrictamente, no supo apreciar muchas de sus iniciativas para mejorar y modernizar el desempeño institucional de los tribunales. Lo resintieron. Sus afanes en asuntos como la educación judicial, la planificación del sistema y la búsqueda de métodos alternos a la adjudicación encontraron resistencia o indiferencia. Nunca olvido la vez que en una reunión uno de los jueces administradores lo increpó y le faltó el respeto frente a todo el mundo. Fue la única vez que lo vi alterarse, en su legítima defensa.
De él recibí votos de confianza a mi capacidad, siendo yo joven e inexperto. También afecto y consideración. Hoy, a su muerte, lo recuerdo con afecto y respeto.
La judicatura de entonces, acostumbrada a «reinar» irrestrictamente, no supo apreciar muchas de sus iniciativas para mejorar y modernizar el desempeño institucional de los tribunales. Lo resintieron. Sus afanes en asuntos como la educación judicial, la planificación del sistema y la búsqueda de métodos alternos a la adjudicación encontraron resistencia o indiferencia. Nunca olvido la vez que en una reunión uno de los jueces administradores lo increpó y le faltó el respeto frente a todo el mundo. Fue la única vez que lo vi alterarse, en su legítima defensa.
De él recibí votos de confianza a mi capacidad, siendo yo joven e inexperto. También afecto y consideración. Hoy, a su muerte, lo recuerdo con afecto y respeto.
Comentarios
Una pena que se nos haya ido.