Reforma a los reformadores

Vuelve la cantaleta de que hay que reformar el gobierno o someterlo a "re ingeniería", para usar el término de moda. Muchos de los que así hablan nunca han trabajado en el gobierno; otros sólo lo han hecho a niveles de dar órdenes que deben cumplirse como decretos imperiales.

Por supuesto que hay cosas que mejorar en la administración pública puertorriqueña -- sospecho que cualquiera en cualquier parte -- pero no es tanto un problema estructural o de funcionamiento, sino de lo que los poderes ejecutivo y legislativo pretenden que haga el gobierno. Mientras se sigan aprobando cientos de leyes todos los años, que añaden tareas al aparato gubernamental, no hay reforma que valga. En algún momento hay que declarar una moratoria legislativa, y empezar a ocuparnos de poner en ejecución lo ya legislado, evaluar los resultados y descartar lo que no funciona. Hay que entender que el Estado no puede seguir asumiendo un rol eminentemente paternalista, procurando resolver todos los problemas de la gente. Con lo que ya se ha legislado es más que suficiente. Lo que hay que hacer es ocuparse de que ello se cumpla, proveyendo los recursos necesarios.

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