Epístola moralizante
Un científico puertorriqueño de la prestigiosa Universidad de Yale le ha puesto el dedo en una de las llagas menos visibles pero más terribles del Obamarato: el incumplimiento con la descontaminación de Vieques. Acercándonos al final de su segunda incumbencia presidencial, el hombre que ofreció tantas esperanzas y cambios ha vuelto a fallar grandemente en un asunto moral y de derechos humanos. El daño descomunal de 60 años de bombardeos, cañonazos y otras prácticas militares por parte de la Marina de Guerra de Estados Unidos no ha sido atendido ni diligente ni responsablemente por los americanos, sino con la altivez e indiferencia imperial que los caracterizan.
La esperanza de que un negro profesor de Derecho Constitucional devenido en Presidente actuara con sensibilidad acorde con su raza y bagaje jurídico se ha esfumado. Al igual que en los asuntos del encarcelamiento de Óscar López Rivera y el centro de detención en Guantánamo, Obama ha sido una profunda decepción en su supuesto compromiso con Vieques.
La esperanza de que un negro profesor de Derecho Constitucional devenido en Presidente actuara con sensibilidad acorde con su raza y bagaje jurídico se ha esfumado. Al igual que en los asuntos del encarcelamiento de Óscar López Rivera y el centro de detención en Guantánamo, Obama ha sido una profunda decepción en su supuesto compromiso con Vieques.
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