Puntapié papal

El papa Francisco se las trae. Le ha hecho una «maldad» al Obispo de Arecibo. Ha mandado al Nuncio Apostólico -- su representante personal -- a pedir perdón por la pederastia sacerdotal por estos lares. Con ello, ha «mentado la soga en casa del ahorcado», pues todo el mundo sabe que monseñor Fernández Torres no ha sido muy católico que digamos en el manejo de este asunto, asumiendo una actitud leguleyesca y actuando como quien tiene algo que esconder. A veces, las apariencias no engañan.

Me imagino que monseñor debe haber tragado gordo y arqueado sus bien arregladas cejas cuando el Nuncio repitió varias veces el mea culpa con él al lado; supongo que a su siniestra.

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