La puerta giratoria de la prostitución

Continúan las redadas contra la prostitución, un ejercicio policiaco fútil, que sólo complace a los moralistas más recalcitrantes. Aparte de los casos extremos de trata de blancas o de menores, lo cierto es que este comercio carnal -- tan viejo como la vida misma -- no responde a arrestos y encausamientos rutinarios, pues se trata de unas necesidades muy humanas de parte y parte, que no ceden ante la represión por parte del Estado.

En todas partes, la policía suele hacer estas redadas cada cierto tiempo, pues con ellas se demuestra de manera muy fácil y poco riesgosa que se hace algo para combatir el crimen, aunque al día siguiente todo siga igual.

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