Protección a las prostitutas

En Nicaragua, las «sexoservidoras» --prostitutas, para el resto del  planeta -- se han organizado y reclaman derechos laborales como cualquiera hijas de vecinas.  El «oficio más antiguo del mundo» es una realidad triste, pero realidad al fin. No hay justificación alguna para los abusos de clientes y de la propia policía, situación muy común en todas partes del mundo. Lo ideal es que las mujeres no vendan -- más bien, alquilen -- sus cuerpos, pero, mientras ello sea así, el Estado no puede hacerse de la vista larga ante el atropello individual u oficial a las que se les somete.

La igual protección de las leyes es un principio universal, bien sea reconocido explícitamente por el orden constitucional o subyacente a toda sociedad civilizada. No es posible excluir a grupos por reparos morales, aun cuando se trate de actividades ilegales. La humanidad se mueve hacia la inclusión y el respeto y protección universal de los derechos. La compasión y la solidaridad tienen que hacerse carne en el trato a los marginados de la sociedad. Es, después de todo, el mensaje cristiano.

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