La marca de la imbecilidad

Alguno de esos muchos buscones que medran cerca de los círculos del poder político se ha inventado una entelequia llamada «Marca País», con el alegado fin de promocionar a Puerto Rico en el exterior como si fuera un producto más. Como tantas otras cosas, es el copiete de un concepto americano, en este caso, branding, embeleco de mercadeo, que podría tener algún sentido en el mundo comercial, pero que no se traduce bien al contexto macroeconómico de un país, aun uno tan pequeño como el nuestro.

Porque, ¿es que no basta con decir que algo está «Hecho en Puerto Rico»? ¿Son los extranjeros tan ignorantes o estúpidos que necesiten un diseño o lema particular para identificarnos? El país ha sido «puesto en el mapa» hace mucho tiempo por hazañas deportivas o la relevancia de sus artistas de todos los géneros. No hace falta gastar millones de dólares en campañas publicitarias para enriquecer a unos pocos, con el subterfugio de darnos a conocer.

No nos demos a conocer como un país imbécil.