No hay Código porque no hay Ética

La foto los delata. Lucen como unos niños que disfrutan su travesura. Los miembros de la Comisión de Ética de la Cámara de Representantes aparecen muy sonreídos, mientras se discute el caso de su compañero "Charlie" Hernández. Hombre, dieron con la solución perfecta: no adoptar un nuevo y más estricto Código de Ética para la Cámara, para de esa manera poder juzgar su caso a base del anterior y más condescendiente con el desempeño de los compañeros. Así, si no logran evitarse el trago amargo de enjuiciar la conducta del portavoz de su delegación, por lo menos se les facilitará recomendar cualquier bobería con respecto al claro conflicto de intereses de votar a favor de una medida que beneficia a una entidad a la que se tiene de cliente.

Por eso se ríen tanto; por su «maldad» de muchachos díscolos...

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