Una opinión concurrente y disidente, en parte

Estipulada -- y rechazada vehementemente-- la «toma por asalto» del Tribunal Supremo de Puerto Rico por parte del partido de gobierno, me parece que los jueces de mayor antigüedad y la dirigencia del Poder Judicial han permitido que ello los saque de quicio, personal y profesionalmente, induciéndolos a errores jurídicos y tácticos. La molestia ha sido tanta que han caído en la trampa de la provocación, y no han sabido responder de la forma mesurada y ponderada que debieron emplear para evitar señalamientos que tienen alguna validez.

No podemos olvidar que la nueva composición del Tribunal es producto de la legalidad -- manipulada partidariamente -- pero legalidad al fin. Allí, como en el resto del ordenamiento, la mayoría manda. Que esa mayoría responda a un criterio partidista no cambia el hecho fundamental de que tiene los votos. ¿Acaso las decisiones de ese Tribunal no se toman por mayoría? La democracia es igualmente buena cuando nos es adversa, y hay que aceptar sus dictámenes.

Creo que ha habido expresiones de cierta destemplanza de los jueces que están en minoría que han dado lugar a que los otros se las señalen como faltas de temperamento judicial. Considero que haber ordenado una investigación del pleno del Tribunal, a raíz de la que se le ha abierto al Juez Presidente ha sido un error, pues se ve como una movida de venganza chiquita. Más aún, haberlo hecho a espaldas del resto de Tribunal es, cuando menos, una falta de deferencia inexcusable en un cuerpo colegiado. Frente a eso, los jueces de la mayoría han respondido aprobando un procedimiento que, a primera vista, tiene la formalidad que se espera del Tribunal.

Quede claro que, en la sustancia, no avalo lo hecho por la mayoría. Pero, no se hace un favor quien, por actuar festinadamente y bajo el coraje de sentirse atropellado, no observa los estilos de la consulta, la formalidad procesal y la notificación oportuna, evitando con ello que se le señalen esas fallas.

Comentarios

Entradas populares