Golpe a una quijotada

La manifestación multitudinaria de apoyo al juez Garzón es una respuesta contundente y visible de que el país no se traga la «justicia» de su condena. Ni el resto del mundo. El franquismo no perdona, y Rajoy y su gente tampoco. Así que la «imprudencia» de Garzón les ha servido su cabeza en bandeja de plata. A veces, ganando se pierde, y perdiendo se gana. La judicatura española ganó, pero pierde a un hombre valiente y valioso. Garzón perdió, pero ha ganado en mayor prestigio y respeto internacional por sus ejecutorias. Aún estipulando alguna transgresión de su parte, ha sido un subterfugio para salir de él.

El error judicial es creer que, con eliminar a Garzón, no se hablará más de los crímenes del franquismo o de los más recientes que él investigó. Ya se verá que no será así. La Justicia no es cosa de un solo hombre, y su ejemplo no será en vano.

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