Una fobia que cuesta mucho

Todos los días se aprende algo. Yo conocía de varias fobias -- esos miedos irracionales que paralizan al ser humano y le impiden desenvolverse normalmente -- pero, hasta hoy, desconocía que alguien padeciera de fobia a las cuestas. El caso de la joven puertorriqueña es verdaderamente sorprendente y lastimoso, pues se trata de una condición en extremo limitante, habida cuenta de que las cuestas o pendientes, con mayor o menor inclinación, las hay por doquier. De lo que se publica, surge que, bien sea a pie o en un vehículo, la muchacha sufre los efectos de su fobia igualmente. Aparentemente, ella teme deslizarse y caer por las cuestas.

Lo increíble es que ella no haya buscado ayuda profesional para curarse o, por lo menos, mitigar algo que tiene un efecto tan negativo en su vida. Eso me parece una muestra elocuente de cuán perturbada está.

Si yo fuera ella, empezaba a aprender holandés...

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