Los mantras de la mediocridad
Con el pasar de los días, resulta cada vez más evidente que Alejandro García Padilla es sólo una cara bonita. Sus expresiones públicas --legendariamente escasas e insulsas -- revelan una llaneza intelectual alarmante. Los libretistas del Partido Popular Democrático le han escrito dos respuestas que utiliza invariablemente cuando se le pide una reacción a cualquier decisión o propuesta del partido de gobierno. La primera es de rechazo porque no es una forma «seria» de atender el asunto, sin explicar por qué o cuál sería la forma «seria» de hacerlo. La segunda es que se trata de un «embeleco», sin dar mayor explicación. Con esos dos comodines despacha todos los cuestionamientos.
Esa vacuidad intelectual explica por qué Gacía Padilla le huye a los debates como el Diablo a la Cruz. Cuando tenga que hablar «seriamente» y contrastar su mediocridad con Juan Dalmau, candidato a la gobernación del Partido Independentista Puertorriqueño, quedará en evidencia que su candidatura es un «embeleco» del PPD. Estoy seguro de que su director de campaña, hermano de Dalmau, le habrá aconsejado que evite debatir con éste lo más posible, para que no lo haga trizas.
Esa vacuidad intelectual explica por qué Gacía Padilla le huye a los debates como el Diablo a la Cruz. Cuando tenga que hablar «seriamente» y contrastar su mediocridad con Juan Dalmau, candidato a la gobernación del Partido Independentista Puertorriqueño, quedará en evidencia que su candidatura es un «embeleco» del PPD. Estoy seguro de que su director de campaña, hermano de Dalmau, le habrá aconsejado que evite debatir con éste lo más posible, para que no lo haga trizas.
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