Libertad para progresar

En esta antevíspera del día de Navidad, resulta inspirador el mensaje de aliento y esperanza de unos empresarios puertorriqueños, que se resume en creer en nosotros mismos, trabajar intensamente y ser solidarios, apoyando los esfuerzos de nuestras fuerzas productivas. Su éxito es la mejor prueba de que es posible salir adelante, si están presentes estas condiciones. Quiérase o no, el coloniaje que padecemos desde hace siglos es el mayor obstáculo para el logro de un progreso auténtico, no el ficticio de la dependencia de dádivas. El tutelaje eterno nos apoca, fomentando el complejo de inferioridad y la consiguiente inseguridad en nosotros mismos. Una economía enfocada abrumadoramente en servir intereses foráneos no es la base más sólida sobre la cual construir un país. Tampoco puede darse un crecimiento amplio y sostenido de la producción nacional en un país sometido a un estado de derecho que impide su protección y favorece la de un mercado cuya competencia le resulta injustamente desigual.

En fin, trabajemos para liberarnos de las cortapisas y limitaciones que, en nuestro caso, dificultan de manera  muy particular la ansiada prosperidad con la que soñamos en la época navideña.

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