Falsa salida

Obama hace de tripas corazón, en su cacareada salida de Irak. Poco le ha faltado para exclamar ¡misión cumplida!, sobre la que es verdaderamente «misión fallida». Aparte de eliminar a Saddam Hussein -- que, por momentos, no parece tan gran cosa -- los logros americanos son cuestionables. Eso de que dejan un país «estable y democrático» es, cuando menos, hiperbólico. El «logro» principal es haber enriquecido aun más a ciertos sectores del insaciable capital americano, para el cual la guerra siempre es un buen negocio. En esa ecuación, 4,500 muertos americanos -- los 100,00 iraquíes no cuentan, por supuesto -- no pesan mucho en la [in]conciencia del imperio.

De ahí que la retirada sea de mentiritas. Se quedan unos cuantos soldados, pero, sobre todo, unos cuantos miles de «contratistas», término un tanto ambiguo, que puede cubrir personal del mundo de los negocios y encubrir personal como aquél que en la época de Vietnam llamaban «consultores», es decir, agentes de inteligencia. Ya se ha dicho que hay billones para continuar la reconstrucción de Irak.

¿Quién ha dicho que los americanos se van de Irak?

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