Una pieza de museo

Dice el jefe del Servicio Postal de Estados Unidos en Puerto Rico que no anticipa el cierre de oficina alguna de las ubicadas en el país. Esto se parece a cuando hace unos meses cerraron dos tiendas Borders: era cuestión de tiempo para que cerraran la tercera y última. El hombre cifra sus esperanzas en que, según él, el cierre allá en Estados Unidos se debe al uso extendido del correo electrónico, cosa que no es igual aquí.

Me parece que este individuo vive de espaldas a la realidad. El uso del correo electrónico crece a pasos agigantados, incluso entre personas de generaciones anteriores y de escasos recursos. El correo ordinario tiene los días contados. Esas 3,700 oficinas que van a cerrar, junto con la eliminación de buzones y el auge de los servicios privados de entrega de paquetes, son parte de una tendencia irreversible que muy pronto reducirá el servicio postal a su mínima expresión.

En un Estados Unidos en quiebra, no hay lugar para operaciones perdidosas que tengan que subsistir con apoyo de fondos públicos.

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