Pobreza y honradez

La solidaridad con los pobres tiene límites, y no puede ser un «cheque en blanco» para que hagan y deshagan. Si bien en el operativo policial y de servicios públicos esenciales en la barriada La Perla se han registrado excesos, no es menos cierto que la ilegalidad de ciertas prácticas de los residentes no puede excusarse con la falta de recursos económicos y la marginalidad de sus vidas. La revelación de que, desde la época de la alcaldesa Felisa Rincón de Gautier, allí no se paga el agua potable que se consume es, francamente, escandalosa, aun partiendo del conocido «maternalismo» de doña Fela. Que eso haya continuado acusa una condescendencia extrema que genera la irresponsabilidad social cuyos frutos vemos hoy.

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