La implosión del muñocismo

La implosión del proyecto residencial Las Gladiolas es mucho más que el derrumbe de unos edificios: es el colapso de una política pública equivocada. No es, como se ha dicho ahora, que con el tiempo demostró ser errónea, sino que, desde el principio, fue objeto de críticas bien fundadas pero desoídas por un gobierno prepotente, incapaz de reconsiderar una decisión o rectificar un proceder, por arrogancia y temor de darle la razón a un adversario. Aquel Partido Popular de los años 50 y 60 no quiso hacer caso a quienes le señalaron que construir esos residenciales gigantescos, poblados de gente variopinta desarraigada de sus comunidades, era un error mayúsculo que exacerbaría los problemas sociales que aspiraba a conjurar. Aquella fatídica profecía se ha cumplido. La vivienda pública para los pobres se le fue de las manos al gobierno, convirtiéndose en «territorio apache», en «jungla de asfalto», foco de crimen y otras manifestaciones antisociales.

Esto también es parte del legado de Muñoz Marín y su soberbia en el poder.

Comentarios

Jaime Riera Seivane ha dicho que…
Yo estoy contento porque ese adefesio arquitectónico no era digno de llamarse "vivienda".

Eso era una representación de un "ghetto" urbano mal planificado.

Los residenciales públicos son un ejemplo vivo del exterminio de la figura del agricultor.

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