Un optimista de primera

Le deseo mucha suerte al joven empresario que se aventura -- por segunda vez -- a la quijotada de establecer un pub en el que no se sirven bebidas alcohólicas. La va a necesitar. Lo de que no se fume es más llevadero, habida cuenta de la legislación al respecto, pero una taberna sin alcohol es el optimismo por antonomasia.

Me parece que el muchacho debe hacer una campaña de publicidad entre los jóvenes evangélicos y otros abstemios por convicción religiosa o condición de salud. Sólo si logra el patrocinio masivo de gente así podrá salvar su negocio de la quiebra segura.

Porque, hombre, ¿quién en días calurosos como éstos no se quiere dar una cervecita bien fría?

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