Una designación rara

Llama la atención el hecho de que el Gobernador entrante nombre para presidir la Junta de Planificación a una persona que no es planificador licenciado y solo es «arquitecto en entrenamiento», es decir, no revalidado. Uno supondría que, para un puesto así, se seleccione una persona con credenciales académicas y profesionales inexpugnables. Como mínimo, el escogido debe tener título y licencia en una profesión pertinente al ámbito regulador de la Junta. Porque, ¿qué pasaría si esta persona no aprueba la reválida? Peor aun, este nombramiento se convierte -- por lo menos en apariencia --  en una presión indebida sobre la Junta Examinadora de Arquitectos, para que apruebe al aspirante. ¿Por qué escoger a una persona que puede estar sujeta a estos cuestionamientos?

En las palabras inmortales de Luis Fortuño: ésa es la pregunta...

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