Un gabinete vacío

Se comenta, por evidente, la dificultad del nuevo Gobernador para llenar los cargos de su gabinete y otros de cierto relieve. No es de extrañar. Mucha gente no quiere pasar a ser figura pública y estar sujeta al escrutinio que ello conlleva. Otros no desean dejar las ventajas económicas del sector privado. También los hay que tienen temor a fracasar en su gestión pública, y prefieren conservar su aura de exitosos empresarios o profesionales.

Porque es muy fácil criticar desde las gradas, pero muy difícil manejar día a día las responsabilidades públicas. La ineptitud en el sector privado puede pasar inadvertida; no así la que se manifiesta en el gobierno. Los desaciertos en los negocios los conocen los clientes, que pueden ser más o menos. En el gobierno se tiene de clientes a todo el país, y la prensa husmea constantemente buscando defectos y fallas. No hay escape. En una situación tan difícil como la actual,  la probabilidad de fracasar es muy alta, y a los blanquitos no les gusta cagar su résumé con un sonado fiasco.

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