Un chivo expiatorio

De vez en cuando, hay buenas noticias para los que creemos en que no se le puede dejar exclusivamente a Dios hacer justicia. Al ex párroco de Roma lo ha condenado el tribunal terrenal por abuso sexual contra siete menores de edad. La sentencia es de 15 años y cuatro meses y 42,000 euros de multa, lo cual sale a poco más de dos años y 6,000 euros por cabeza. Es de suponer que el Papa ni miró en esa dirección, pues su trayectoria en esto de la pedofilia eclesiástica no ha sido muy católica que digamos. Así que al cura lo deben haber sacrificado como chivo expiatorio de las muchas culpas de la Iglesia en este asunto. Ahora Benedicto puede decir que en Roma no se toleran esas cosas, que la caridad empieza por casa y todo un rosario de beaterías rancias y lugares comunes que ya nadie le cree.

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