«Lo cortés no quita lo valiente.»

Este Gobernador, al igual que los anteriores, quiere una clase trabajadora sumisa, «bien educadita», que, si protesta -¡qué le vamos a hacer! - lo haga de boca nada más e ineficazmente. Pero, no puede ser así. La protesta obrera o sindical tiene que afectar la vida colectiva, para que se le atienda. Es con la dificultad e inconveniente que se crea que el gobierno y el resto de la sociedad cobran conciencia de la seriedad del asunto sobre el cual se protesta y la determinación que se tiene de combatir el mal señalado.

Fortuño debe aprender bien la historia de su «nación», para que vea cuán combativos han sido los trabajadores en la defensa de sus intereses y de los de la colectividad. Sólo la combatividad del oprimido produce reivindicaciones en la lucha por la justicia social.

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