«Asunción, Asunción, ese hijo va a ser...»

Llueve y no escampa para el Presidente de Paraguay, otrora obispo emérito de la Iglesia Católica. Parece que el hombre cogió a pecho aquello de «creced y multiplicaos» y «dejad que los niños vengan a mí», pensando que era a él que le correspondía hacer esta dicta bíblica realidad. Ya van por tres las mujeres que reclaman que Lugo es el padre de sus criaturas, y las malas lenguas paraguayas dicen que hay seis más haciendo turno en el tribunal de familia en Asunción.

Quizá don Fernando quiso ponerse al día, luego de todos esos años de observar «religiosamente» los votos de castidad y celibato...

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