Vayamos a la sustancia.

Hace bien el Departamento de Educación en ocuparse de sensibilizar a los estudiantes, desde los grados primarios, sobre el discrimen por razón de género. La dignidad y la equidad entre los seres humanos no admiten otra cosa. Mi única súplica es que no se caiga en el absurdo de nombrar el género femenino a cada paso, en este afán de "inclusión", pues lo único que se logra es mortificar al lector o al oyente, abultando los textos ad nauseam.

Hay convencionalismos que son muy útiles, pues evitan aclaraciones o repeticiones innecesarias. Nadie en su sano juicio piensa que, cuando se dice "el hombre" en tantos textos a través de la historia se excluía a la mujer. Era, sencillamente una forma de referirse al ser humano. Incluso, en ciertos contextos literarios y poéticos se oiría mal "el ser humano." ¿Acaso alguien cree que "mis padres" no incluye a la madre? En fin, éste no es el problema, y decir "abogados y abogadas" y "jueces y juezas" no resuelve cosa alguna.

Comentarios

Jaime Riera Seivane ha dicho que…
El problema estriba en el alegado feminismo rampante de algunas personas que quieren subsanar la larga trayectoria de abuso por género. Una pobre excusa.
Roberto Ariel Fernández ha dicho que…
Ahora está en boga referire a la asociación de abogados boricua como "el Colegio de Abogados y Abogadas." Menos mal, porque antes yo no sabía que el "Colegio de Abogados" incluía a las mujeres autorizadas a practicar esa profesión. Bruto yo que necesité esa ilustre aclaración.
Cuando veía abogadas en las actividades del Colegio o en los tribunales, me preguntaba qué rayos hacían allí. Aaah, es que son "compañeras" del "gremio" !

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